miércoles, 13 de julio de 2011

Cesar Brañas:


Nació en la Antigua Guatemala el 13 de diciembre de 1899 y falleció el 22 de febrero de 1976, en su tierra natal.
No fue comprendido por el medio cultural de su tiempo, habiendo tenido que obsequiar las pocas ediciones de sus libros.
Sin embargo, su nombre, junto al de David Vela, trascendieron como fundamentales en la literatura de Guatemala, por su labor como periodistas en el diario “El Imparcial”. Desde la página de crítica literaria, que escribía para ese periódico, colaboró con sus compatriotas escritores, ya que siempre tuvieron allí un espacio, para dar a conocer sus producciones. También fue redactor del “Diario de Centro América” y fundó la Asociación de Periodistas de Guatemala (A.P.G.).
Fue en el año 1947, cuando la Antigua Guatemala lo distinguió como hijo predilecto.
Su generosidad lo impulsó a donar su casa y su biblioteca a la Universidad de San Carlos de Guatemala.
Su obra es extensa y de géneros variados:
En narrativa se destacan: “Alba emérita”, novela publicada en 1920, “La tapia florida” (1927), “Paulita” (1939), “Cuentos” (1999), “Casa en antigua: ventura y fin de una aventura sentimental” (1948-1967) y “Como un arco roto” (2000).
Entre sus Diarios encontramos: “Diario de un aprendiz de cínico” (1939-1941), “Diario de un aprendiz de tímido” (1956), “Diario de un aprendiz de viejo” (1962), “Diario de un aprendiz de ausente” (1967) y “Diario de un aprendiz de recalcitrante” (1971).
En poesía pueden citarse: Antigua (1921), “Viento negro- Elegía paternal” (1938-1958 y 1963), “Figuras en la arena” (1941), “Tonatiuh” (1941), “El lecho de Procusto” (1945), “Zarzamora-Cantos menores” (1957), “Raíz desnuda” y “Ocios y ejercicios” (ambas de 1958), “El carro de fuego” (1959), “Jardín murado” (1960), “Palabras iluminadas” (1961), “El niño ciego y otros poemas” (1962), “La sed innumerable” (1964) y “Cancionerillo de octubre” (1966).


En su poesía: “Amigos ignorados”, nos da una muestra de su profunda vida interior, de su soledad y la honda necesidad de compartir afectos:
Y bien: yo tengo amigos desconocidos
que me envían sus libros y sus cartas
desde lejanos continentes,
desde países que mi geografía ignora.
Yo tengo amigos que mi nombre saben
( no mi destino amargo),
me piden libros, consejos, simpatías,
sin comprender que don me otorgan,
que compañía egregia dan a mi soledad.
No estrecharé su mano, y tal vez no responda
jamás a su llamado
pero los amo, a la distancia, diáfanos,
presentes en mi sueño, junto a mi soledad…

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